¿Educación o adoctrinamiento?


A lo largo de los últimos tiempos se ha considerado la educación pública, estatal y universal como un elemento de liberación del individuo. Este sistema de educación nacional se encarga de asegurar el acceso a un derecho, como dice Felipe, indiscutible. Como dijo Henry Barnard, el primer comisionado de educación de los Estados Unidos, “la educación siempre lleva a la libertad”

Si echamos la vista atrás podemos encontrar diversos filósofos que cuestionan que los sistemas de educación nacional lleven al autodesarrollo y libertad del individuo. Vamos a destacar a algunos de ellos. El primero del que hablaremos es William Godwin, político anarquista que consideraba la educación como una forma de aprender leyes y valores que beneficiaban a las clases dominantes. Este pensamiento se basaba en la idea de que los individuos, por naturaleza, son capaces de diferenciar el bien del mal sin necesidad de establecer ni aprender leyes que lo designen. De esta manera, comprobó como las escuelas se convirtieron en apéndices de la economía industrial, formando trabajadores obedientes al estado y a la empresa.

Francisco Ferrer, psicopedagogo anarquista y librepensador español y autor de La Escuela Moderna, coincidía con Godwin en que el sistema de educación enseñaba a los pobres a aceptar la estructura social existente, produciendo instrumentos de labor que fuesen puntuales, obedientes, pasivos y dispuestos a aceptar su posición de desventaja.

Alexander Sutherland Neill fue un educador progresista escocés y fundador de la Escuela de Summerhill, uno de los centros pioneros en educación libertaria. Continuando con las ideas de filósofos anteriores, pensaba que las escuelas robaban a la clase obrera todo el liderazgo efectivo, elevándolo a “trabajos de cuello blanco” de forma que con un diploma y algo de formación superior podrían ascender socialmente. Aunque este ascenso no suele pasar de la clase media.

Paulo Freire, pedagogo y filósofo brasileño, autor de Pedagogía del oprimido veía la educación como un proceso donde el conocimiento es colocado en el estudiante. De esta manera, la educación trata de cambiar la conducta de los pobres para que se ajuste a las necesidades de la sociedad. Una sociedad que creó la pobreza que ellos mismos sufren pero que tratan de obviar educados en un modelo de vida basado en los ricos y sus acciones.

En un estudio de 1940, varios sociólogos de los Estados Unidos sacaron a relucir datos que correlacionaban directamente la clase social con el rendimiento escolar y con el camino formativo escogido (académico o profesional). También observaron cómo, al separar a los alumnos en función de su habilidad y conocimiento, medido a través de pruebas estandarizadas, las divisiones encajaban con las clases sociales y grupos raciales ya existentes.

A su vez, la educación nacional exalta los logros de las clases altas y los refuerzan, a la vez que presentan a los pobres la idea del avance social. Así, los pobres aceptan esta idea con la que han sido adoctrinados por el sistema escolar (Durante un mínimo de 10 años una media de 6 horas diarias de lunes a viernes). Si eres pobre y te quedas pobre es porque no rindes en la escuela, no llegaste a la universidad o eres deficiente. La escuela, además, refuerza la jerarquía y enseña a obedecer y someterse a aquellos con mejor educación que, casualmente, son los individuos pertenecientes a la clase dominante, quienes deciden y dictaminan el currículum educativo y aseguran su cumplimiento. El fracaso en la escuela lleva a la sumisión, apatía, indefensión y atraso social, beneficiando así los negocios, el consumo y, en general, al sistema.

La pregunta sagrada que esos filósofos hacían sobre la experiencia educacional era - "¿Qué bien nos hace todo esto?". Pensaban que la gente debía hacer sus elecciones, no sobre la base de la creencia ciega, sino tras considerar la necesidad y utilidad de la cuestión en particular que querían aprender (Mc. Cormack, 2001). Pero para poder considerar la necesidad y utilidad de un aprendizaje ¿no es necesario primero acceder a él? Por otro lado, se debe considerar que cualquier conocimiento tiene valor por sí mismo, sin una utilidad o una necesidad que los apoye.

Para estos filósofos, entre algunos otros, la meta de la pedagogía era el autodesarrollo, es decir, habilitar al individuo para ganar conciencia de sí mismo y la habilidad de actuar. ¿Es eso lo que buscamos en nuestro sistema educativo? ¿O, por el contrario, es solo un engranaje más de nuestro sistema productivo?

Nos encontramos en sociedad tecnológica, organizada y racionalizada, que apenas permite al individuo espacio para crecer y desarrollarse, especialmente si se pertenece a las clases bajas debido a las exigencias del trabajo (“CASA-CURRO-CASA”) y, de niño, a las exigencias del currículum. ¿Cómo podemos construir un sistema educativo que libere al individuo? ¿Cómo podemos educar en la libertad?

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