El acoso escolar es tendencia

 


El acoso escolar o bullying puede definirse, en términos generales, como "un comportamiento negativo (dañino) intencional y repetido a mano de una o más personas, dirigido contra otra que tiene dificultad para defenderse" (Olweus, 2006). Tanto los acosadores como las víctimas pueden ser individuales o grupales, aunque en el segundo caso puede ser denominado exclusión social, ya que suele conllevar la marginación del grupo. Incluye diferentes tipos de maltratos: verbal, físico, psicológico, sexual, social y cibernético. De hecho, este último es cada vez más común.

Este tipo de comportamiento es objeto de estudio desde hace poco menos de medio siglo. Desde entonces, el aumento de literatura y su divulgación ha aumentado la sensibilización de la opinión pública al respecto, pero aún no se ha declarado una tendencia clara ya que es un suceso complejo, con gran diversidad de métodos e instrumentos para su estudio e incluso disparidad en los constructos teóricos. Algunos autores hablan de un progreso notable, pero el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia deja clara una conclusión: "Es lamentable que se disponga de tan pocos datos para comparar la exposición de los niños a la violencia, ya sea como víctimas o como testigos" (Unicef, 2013). Esto se debe a que la mayoría de los estudios al respecto se basan en encuestas y apenas desde la etnografía en revisiones de documentos históricos o entrevistas. En general, la tendencia es alcista ya que el acoso escolar se extiende por más centros y edades (Cerezo, 2009). Aun así, existen otros estudios que señalan movimientos puntuales inversos.

Algunos de los autores de estos estudios entienden el acoso escolar como una dolencia social que puede ser erradicada interviniendo de forma adecuada. Aunque en muchos países se han aplicado políticas de actuación y prevención, de forma efectiva, no en todos se ha mantenido la tendencia a la baja ¿Qué tienen en común los países donde continúa la tendencia alcista? Han sido países fuertemente afectados por la crisis económica internacional surgida en 2008. Una de las consecuencias de esta crisis ha sido la reducción de presupuestos públicos para programas sociales y educativos, entre los que podríamos encontrar los planes de actuación y prevención del acoso escolar (Gil, 2018). Observando esta correlación y el incesante crecimiento de las tecnologías de la comunicación y, teniendo en cuenta que probablemente en un futuro cercano encontraremos reducción de presupuestos sociales, un mundo cada vez más digitalizado y muchos jóvenes cuya privacidad está más expuesta que nunca en las redes sociales. ¿Qué podemos esperar de esta crisis, detonada por la pandemia de COVID-19?


Bibliografía:

  • CEREZO, F. Bullying: análisis de la situación en las aulas españolas. International Journal of Psychology and Psychological Therapy, Almeria, v. 9, n. 3, p. 367-378, Oct. 2009.
  • FONDO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA INFANCIA (Unicef). Bienestar infantil en los países ricos. Florencia, 2013.
  • OLWEUS, D. Una revisión general. En: SERRANO, A. (Coord.). Acoso y violencia en la escuela. Barcelona: Ariel , 2006. p. 79-106.

Comentarios