La importancia de la colaboración familia-escuela

 

La familia y la escuela son los dos grandes agentes socializadores responsables de la educación de los niños y adolescentes, presentando atención a sus realidades y tratando de dar respuesta a sus demandas. Ambos agentes, y su interacción, pueden tener una gran repercusión en la autonomía y responsabilidad de los niños y adolescentes.

La educación no puede realizarse de forma aislada ni por parte de la familia, ni por parte de la escuela, sino que se trata de un trabajo conjunto entre estos dos agentes que, a su vez, es influido por los medios de comunicación (Bolivar, 2006) y el resto del entorno social.

El concepto de familia se puede definir y comprender desde varias vertientes. Se le puede considerar un órgano esencial del proceso de civilización, puesto que es el agente protagonista del proceso educativo de las personas. Es el primer contexto de referencia para los niños y adolescentes y en el que se suelen sentir más seguros y confiados para desplegar las habilidades, capacidades y competencias que van adquiriendo a lo largo de su educación (De León, 2011). Otros autores concuerdan en que es, para el individuo, un sistema de participación, donde están expuestos a una serie de exigencias, un contexto donde generan, expresan y se identifican las emociones, donde se promueven las primeras relaciones sociales, en el que se adquieren los valores que sustentan las acciones de las personas y un ambiente en el que se despliegan las funciones relacionadas con la educación y el cuidado de los hijos/as. (Musgrove, 1975; Horkheimer y Parsons, 1978; Vilchez, 1985; Musitu Ochoca, 1988)

Debido a las múltiples transformaciones que ha ido sufriendo este concepto a lo largo del tiempo y en las diferentes culturas, delimitar y definir este concepto es algo complejo. Aun así, algunos antropólogos han delimitado 3 formas de familia fundamentales (Engels, 1977):

  • Nuclear: Padre, madre e hijos/as
  • Extensa: Más de una familia nuclear, incluyendo más de 2 generaciones.
  • Compuesta: Poligamia o matrimonios múltiples.

Por otro lado, en los años setenta surgen las familias monoparentales, en la que la custodia del hijo/a es responsabilidad de un solo progenitor. También surgen las familias de padres con diferentes sexualidades y los roles familiares van evolucionando, por ejemplo, con la incorporación de la mujer al mundo laboral o la creciente proliferación de divorcios, rompiendo con la concepción del “matrimonio para toda la vida”. Estos cambios han creado nuevas necesidades, como la creación de instituciones de carácter asistencial y/o educativo, para suplir las funciones que las madres y abuelas desempeñaban en los periodos de tiempo que ahora dedican al trabajo y, por tanto, de los que no disponen actualmente para la crianza, cuidado y educación (De León, 2011).

Esta limitación, en España, puede además verse agravada por la precariedad laboral que azota el país desde la crisis económica del 2008 y se ve ahora incrementada con la actual crisis detonada por el SARS-CoV-2. Esta crisis económica, junto a la reforma laboral vigente dejan muy poco tiempo para la conciliación familiar, ya sea por la jornada partida (75% de los empleos en España), las horas extra sin pagar (SERVIMEDIA, 2020) o el pluriempleo que ronda un 2,5% en los individuos viviendo en familia y  n 3,2% en familias monoparentales (El Dairio, 2019).

Para que la educación que reciban los hijos/as dentro de la familia sea de calidad, se deben cumplir 3 condiciones básicas (Chiu, 2004; Díaz-Aguado, 2006; López, 2008):

  • Un afecto incondicional que les ofrezca seguridad, sin llegar a la sobreprotección.
  • Un cuidado atento, adecuado a las cambiantes necesidades de seguridad y autonomía que van viviendo a lo largo de su crecimiento y formación.
  • Una disciplina consistente, sin caer en autoritarismos ni en negligencia, que les ayude a respetar límites y fomentar su autocontrol.

Actualmente las familias que conviven en la realidad son muy diversas y, en ocasiones, esta diversidad presenta nuevas demandas que, para satisfacerlas, algunas instituciones, como los centros educativos, pueden no encontrarse preparados. Algunas de estas son, por ejemplo, apoyar la educación y crianza del alumnado, no centrándose únicamente en la adquisición de conocimientos y competencias. Debido a estas demandas, cobra especial importancia la responsabilidad de las familias a la hora de elegir el centro educativo en el que matricular a sus hijos/as, determinando si el PEC (Proyecto Educativo de Centro) se acerca más o menos a sus valores y forma de concebir la vida. Aunque esta no es la única función que las familias deben desempeñar dentro de las escuelas (San Fabián, 2006) ya que, en última instancia, los padres son los responsables tanto legales como morales de educar a sus hijos/as, por lo que la escuela no puede ni debe suplir esta responsabilidad (Sarramona, 2002).

Puede ser beneficioso para el alumno que las obligaciones y experiencias que aporten la escuela y la familia sean diferentes, ya que esto incide en la adquisición de competencias que favorecen el desarrollo responsable y autónomo de los alumnos a lo largo de su proceso evolutivo (Bronfenbrenner, 1987). No obstante, también puede volverse un factor negativo al generar contradicciones y controversias entre valores y experiencias que puedan estar muy alejadas. Por ello, ambos contextos deben organizarse, de manera que ambos sean un ambiente de desarrollo y promuevan esto siendo lo más similar a la vida real que se vayan a encontrar en el futuro (Vila, 1998)

Aun así, en ocasiones se dan algunos factores que originan un mal funcionamiento de las relaciones en el contexto educativo (García-Bacete, 2003; Mchargo, 1997):

  • La complejidad de la educación y la diversidad de intereses que confluyen en ella, junto con la discrepancia en los objetivos y expectativas que los padres y profesores se plantean.
  • La falta de modelos y estamentos que fijen responsabilidades y competencias que ambos agentes deben desplegar.
  • La desconfianza y recelo por el temor a que se adentren y se apropien del terreno de cada uno, la falta de autocrítica de sus propias acciones, la tendencia por ser protagonistas y el afán de responsabilidad al otro de los errores o carencias.

En contraste algunas de las razones por las que se debería favorecer la cooperación son (García-Bacete, 2003; MacBeth, 1989):

  • Los padres son los responsables de la educación de sus hijos/as ante la Ley y los profesores actúan como coeducadores, por lo que compatibilizar sus aprendizajes puede fomentarlos. A su vez, deben tomar parte en las decisiones que se tomen sobre la organización y funcionamiento del centro a través de sus representantes (AMPAs)
  • Los profesores, además de sus funciones profesionales, tienen la responsabilidad de velar por que los padres cumplan con sus obligaciones escolares y compensar, dentro de sus posibilidades, las deficiencias derivadas de familias que actúan de forma negligente.
  • La implicación de las familias en los procesos de enseñanza y aprendizaje repercute desviadamente en el rendimiento escolar de sus hijos/as (Chistenson, Rounds y Gorney, 1992; Pérez, 2004)
  • Los estudios sobre las escuelas eficaces, destacan que aquellos centros que ofrecen más apoyo a los padres y también a sus hijos/as, alcanzan mejores resultados, y las propias escuelas viven una mayor involucración de las familias en ellas (Epstein, 1997; Marchesi, 2004).
  • Tras los cambios que acaecen constantemente en la sociedad, hace que cada vez, haya menos recursos para que las familias y las escuelas hagan frente a sus funciones educativas y eso genera que aun sea más necesario el trabajo cooperativo entre ambas instituciones (García Bacete, 2006)

Las formas en las que las familias pueden participar en la escuela son diversas, pero actualmente para visualizarse “la participación como elección” donde los padres se comprometen a elegir y no a intervenir de forma directa en lo que se pretende conseguir para facilitar el proceso (San Fabián, 2006). Otras formas de participación son las reuniones formales o la gestión de actividades extraescolares.

¿Cuáles son las tareas de cada agente en la educación de los individuos? En primer lugar, es el profesorado quien debe facilitar e invitar a la participación de las familias en la vida del centro. Una colaboración en la que sean partícipes de los aprendizajes del alumnado y de colaborar dentro y fuera del centro en el desarrollo de programas o propuestas que se consideren favorables para el desarrollo autónomo y responsable de los niños/as y, por qué no, poder seguir formándose. Por otro lado, es importante que docente y padre se encuentren y delimiten sus roles para evitar el sentimiento de intrusión para favorecer la confianza (De León, 2011).

Bibliografía:

  • Bolívar, A. (2006). Familia y escuela: dos mundos llamados a trabajar en común. Revista de Educación, 339, 119-146.
  •  Bronfrenbrenner, U. (1987). La ecología del desarrollo humano. Barcelona: Paidós.
  • Chiu, M.M. (2004). Adapting teacher interventions to student needs during cooperative learning: How to improve student problem solving and time on-task. American Educational Research Journal, 41 (2), 365-399.
  • Christenson, S. L., Rounds, T. y Gorney, D. (1992). Family factors and student achievement: An avenue to increase stident's success. School Psychology Quarrterly. 7. 178-206.
  • De León Sánchez, B. (2011). LA RELACIÓN FAMILIA-ESCUELA Y SU REPERCUSIÓN EN LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD DE LOS NIÑOS/AS. Congreso Internacional de Teoría de la Educación (Edición XII). Consultado el 09/12/2020. Recuperado de: https://extension.uned.es/archivos_publicos/webex_actividades/4440/larelacionfamiliaescuelaysurepercusionenlaautonomiay.pdf
  • Díaz – Aguado, M.J. (2006). Del acoso escolar a la cooperación en las aulas. Madrid: Pearson Educación.
  • El Diario. (2019, 6 abril) Las caras del pluriempleo en España: “El tiempo libre es, para muchos, un lujo que no se pueden permitir”. ElDiario.es https://www.eldiario.es/economia/tiempo-libres-permitir-pluriempleo-espana_1_1619717.html#:~:text=Mientras%20el%20porcentaje%20de%20pluriempleados,con%20un%202%2C4%25.
  • Engels, F. (1977). El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. Madrid: Editorial Fundamentos.
  • Epstein, J. (1997). School, family and community partnership. Thousand Oaks, CA: Corwin Press, INC.
  • Fromm, E; Horkheimer, M y Parsons, T. et al. (1978). La familia. Barcelona: Ediciones Península.
  • Garcia-Bacete, F.J. (2003). Las relaciones escuela-familia: un reto educativo. Infancia y aprendizaje. 26 (4), 425-437.
  • Garcia-Bacete, F.J. (2006). Cómo son y cómo podrían ser las relaciones entre escuelas y familias en opinión del profesorado. Cultura y Educación, 18 (3-4), 247-265.
  • López Alacid, M.P. (2008). Efectos del aprendizaje cooperativo en las habilidades sociales, la educación intercultural y la violencia escolar: un estudio bibliométrico de 1997 a 2007. (Tesis Doctoral, Universidad de Alicante).
  • Macbeth. A. (1989a). Involving parents. Effective parent-teacher relations. Oxford: Heinemann Educational.
  • Machargo, J. (1997). Expectativas y realidades en las relaciones padres-profesores. Comunicación presentada en el VI Congreso Internacional de Educación Familiar. Benalmádena. España. Mayor.
  • Marchesi, A. (2004). Que será de nosotros los malos alumnos. Madrid: Alianza Editorial.
  • Musgrove, F. (1975). Familia, educación y sociedad. Pamplona: Verbo Divino.
  • Musitu, G. et al. (1988). Familia y educación. Prácticas educativas de los padres y socialización de los hijos. Barcelona: Labor.
  • Pérez,E. M.(2004). La influencia de variables familiares, personales y escolares en los resultados de los alumnos. (Tesis Doctoral). Madrid: Universidad Complutense.
  • San Fabian, J.L. (2006). Participación de las familias y Acción Tutorial: dos puertas para el cambio. En García, A (coord.), Participación de las familias en la vida escolar: acciones y estrategias. (131- 148). Ministerio de Educación y Ciencia: Secretaria General de Educación.
  • Sarramona, J. (2002). La educación en la familia y en la escuela. Madrid: PPC.
  • SERVIMEDIA. (2020, 1 febrero). Los españoles realizaron más de 6 millones de horas extra no pagadas en 2019. www.20minutos.es – Últimas Noticias. https://www.20minutos.es/noticia/4138406/0/trabajadores-espanoles-horas-extra-no-pagadas-2019/
  • Vila, I. (1998). Familia, escuela y comunidad. Barcelona: I.C.E. Universidad de Barcelona. Horsori.
  • Vilchez, L.F. (1985). Conflictos matrimoniales y comunicación. Madrid: Narcea.


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